En mayo de 2025, KFC sorprendió con una campaña fuera de lo común: la Bucket House. No fue un anuncio más ni un post viral pasajero. Fue una experiencia inmersiva en una mansión totalmente tematizada con la estética de la marca, desde la fachada hasta los detalles más pequeños, todo completamente pensado para que 5 madres mexicanas junto a un acompañante (también madres), vivieran dentro del universo KFC y disfrutaran de un fin de semana con olor a tiempo libre.
Más allá de una simple activación, fue una jugada estratégica de branding inmersivo. Una campaña que no buscaba vender pollo frito, sino generar conversación, viralidad y sobre todo conexión con su audiencia. ¿Qué hay detrás de esta experiencia y por qué resuena tanto en el panorama actual?
Pero para empezar ¿Qué es la Bucket House? Es una mansión intervenida y transformada en una versión vivida del icónico bucket de KFC, con espacios para masajes relajantes, sesiones de yoga, zonas instagrameables y espacios para grabar. Una mezcla de la elegancia y lo característico de la marca diseñado para que la experiencia fuera 100% KFC, de día y de noche. Además de la estancia, incluía comida gratis, kits promocionales y detalles pensados para las invitadas, incluyendo el acompañamiento del invitado especial: Manuel Mijares.
Esta campaña no se trató de vender más pollo ese fin de semana. Fue una apuesta por posicionar a KFC como una marca que crea cultura y experiencias memorables. En vez de solo mostrar su producto, KFC ofreció una vivencia en primera persona que convirtió su branding en un espacio físico y compartible.
Este tipo de acciones conecta especialmente con las generaciones jóvenes, que valoran las experiencias inmersivas por encima de la publicidad tradicional.Según un estudio de Statista de 2024, más del 70% de los consumidores entre 18 y 34 años prefieren experiencias de marca vivenciales frente a campañas visuales convencionales. Además, un informe de Eventbrite señala que el 78% de los jóvenes considera que las experiencias en vivo fortalecen su conexión emocional con una marca, especialmente cuando son compartibles en redes sociales.
El impacto de las experiencias inmersivas no es solo emocional, también es medible. Según un análisis de la consultora McKinsey, las marcas que invierten en experiencias inmersivas pueden aumentar la percepción positiva de su marca hasta en un 20% y mejorar la lealtad del cliente en un 15%. En el caso de la Bucket House se desató una ola de impacto orgánico en redes sociales, generando publicaciones en Instagram y TikTok con hashtags como #BucketHouse y #KFCExperiencia. La estrategia se potenció con colaboraciones clave junto a influencers como Dany Salinas, Erika Buenfil, Ana Karen, Zahie Téllez y Fátima Torre, quienes conectaron con sus audiencias de manera auténtica. Estas colaboraciones lograron un alcance total de 199,745 interacciones, consolidando la presencia de KFC en el entorno digital y convirtiendo la experiencia en un fenómeno viral que resonó con miles de usuarios, demostrando que, al convertir el branding en una experiencia tangible, KFC no solo captó atención, sino que creó un momento cultural.
KFC no es la primera en subirse al tren de las experiencias inmersivas, pero sí una de las más audaces al llevarlo al terreno de la comida rápida. Aquí te compartimos algunas campañas similares que han dado de qué hablar:
Lo interesante en el caso de KFC es que se trata de una marca que transforma lo cotidiano (pollo frito), en una experiencia aspiracional. Es decir: no venden viajes, ni moda, ni entretenimiento, pero lograron que su marca se sintiera como un estilo de vida, sin perder su esencia divertida y accesible.
La Bucket House deja varias lecciones claras para cualquier marca que quiera apostar por algo nuevo y arriesgado dentro de un mercado saturado:
En un mundo donde la atención es el recurso más disputado, KFC dio un paso arriesgado con la Bucket House. No se conformó con gritar más fuerte en su feed; sino que creó un espacio donde su audiencia podía entrar, explorar, divertirse y, sobre todo, contar la historia.
Esta campaña es un recordatorio de que el branding moderno no se trata solo de productos o mensajes: se trata de experiencias que conectan, emocionan y se comparten. En un contexto donde el 80% de los consumidores jóvenes dicen que prefieren gastar en experiencias antes que en cosas (según un estudio de Harris Poll), la Bucket House es un ejemplo de cómo una marca de comida rápida puede trascender su categoría y convertirse en un fenómeno cultural. Y eso, amigos, es branding hecho arte.
Geraldine Cardenas M.
@geraldcm18